Rodríguez Pulido Inmaculada*, Raposo Correa Sara** , Díaz Almenara Eugenia Mº***. *Médico estomatólogo, UGC Salud Bucodental, Distrito Sanitario Bahía de Cádiz-La Janda SAS. **Odontóloga ,UGC Salud Bucodental Huelva Costa-Condado-Campiña SAS. ***Odontóloga , UGC Salud Bucodental Distrito Sanitario Sevilla SAS. Autora de correspondencia: inmaculada.rodriguez.p.sspa@juntadeandalucia.esINTRODUCCIÓN La resistencia a fármacos ha sido un problema desde la década de 1990, con los hongos y también con las bacterias[1]. La creciente incidencia de infecciones por hongos y el uso generalizado de los nuevos triazoles orales han llevado a un resurgimiento del interés en la resistencia antimicótica de estos agentes. Candida albicans es una levadura comensal capaz de causar una infección oportunista llamada candidiasis en huéspedes susceptibles [2]. En la actualidad hay un aumento de patologías con el sistema inmunitario comprometido, como pueden ser el SIDA, la quimioterapia y los trasplantes , esto se traduce en un aumento de infecciones oportunistas como la candidiasis.
El tratamiento para combatir la candidiasis puede ser tópico o sistémico según el tipo de infección. Los antifúngicos más utilizados son los derivados imidazólicos fluconazol, , ketoconazol, miconazol etc. sin embargo en la actualidad se observa una disminución en la efectividad de estos medicamentos, debido a un fenómeno de resistencia de parte del microorganismo a estos fármacos. Esto es debido principalmente, a que surgen levaduras resistentes, a la aparición de nuevas especies patógenas, a la prescripción irracional de antimicóticos como profilaxis y al aumento de las dosis terapéuticas[2]. OBJETIVO El objetivo de este artículo es la revisión y la puesta al día en el desarrollo de resistencias a fármacos antimicóticos sintéticos.
METODOLOGÍA Se ha realizado una revisión bibliográfica de las evidencias aportadas en artículos indexados y otras fuentes bibliográficas, como libros y otros. Las búsquedas en la base de datos Pubmed se realizan con el objeto de revisar el estado actual de el desarrollo de resistencias a fármacos antimicóticos sintéticos.
Se utilizaron las siguientes palabras claves : Candida, antifungal resistance, mechanisms of resistance. Invasive fungal infections. RESULTADOS Los medicamentos antimicóticos más comúnmente utilizados son los azoles. Sin embargo, este tratamiento se vuelve bastante limitado debido a los problemas de resistencia a la eficacia significativa de los fármacos [3]. En la práctica dental, los antimicóticos más comúnmente utilizados son la nistatina y el fluconazol [3,4]. La resistencia rápidamente creciente de patógenos fúngicos a agentes antimicóticos de uso común sigue siendo una preocupación para la medicina moderna. La mayoría de los mecanismos de resistencia a Cándida resultan de mutaciones puntuales de enzimas diana o genes reguladores.
Existen dos mecanismos basicamente por los que Candida puede adquirir resistencia a un azol: 1- Mecanismo molecular. En cuanto a los mecanismos moleculares de resistencia, las levaduras tienen varios y pueden ocurrir simultáneamente o independientemente entre sí y existe en diferentes combinaciones [1]. Son los siguientes: • alteraciones en la importación del fármaco, como ocurre con la fluorocitosina: al mutar la enzima permite la entrada del fármaco. • alteraciones en el procesamiento intracelular de la droga (modificación, degradación). • alteraciones en la enzima target (mutaciones puntuales, sobreexpresión, amplificación génica, conversión génica o recombinación mitótica). • alteraciones de otras enzimas que participan en la vía biosintética del ergosterol. • alteraciones en bombas de eflujo (transportadores ABC, facilitadores mayores) [1]. 2- Entre los mecanismos celulares de resistencia a antifúngicos están los siguientes: • cambio a cepas más resistentes (cepas endógenas con resistencia intrínseca). • reemplazo con cepas más resistentes de C. albicans (0-33%). • alteraciones genéticas en cepas, es decir, resistencia secundaria. • como las levaduras tienen plasmidios, igual que las bacterias, sufren mutaciones no cromosomales, con expresión génica transitoria, lo que da células temporalmente resistentes (resistencia epigenética). • alteraciones en el tipo celular (serotipo; levadura/hifa; colonias). • alteraciones de la población fúngica (predisposición genética a S o R). Cuando las cepas de Cándida muestran una susceptibilidad reducida a los fármacos antimicóticos [5], es imprescindible tener en cuenta la necesidad de un examen cuidadoso de la resistencia a los fármacos de los aislamientos de Cándida. En el tratamiento de las enfermedades micóticas, se necesitan estudios detallados in vitro e in vivo para especificar la extensión de su efectividad [6,7].
El uso crónico de compuestos azólicos en la prevención de la micosis sistémica, especialmente en pacientes con infección por VIH, permite la selección de resistentes aislados a esta terapia [8]. El uso generalizado de antibióticos promueve la superinfección de levaduras en las bolsas periodontales como resultado de la alteración causada en la homeostasia de la microflora comensal además muchos fármacos antimicóticos actualmente disponibles tienen varios problemas incluyendo efectos secundarios, siendo ineficaces contra algunos hongos [9,10]. Powderly et al. [11] observaron que Candida aislada de pacientes con SIDA mostró valores de CMI (Concentración Inhibitoria Mínima) más altos en comparación con los obtenidos de otros pacientes. Para Nakamura y Takahashi [12], la resistencia al fluconazol no es muy común en los tratamientos cortos, sin embargo en pacientes inmunocomprometidos sometidos a tratamiento a largo plazo, se observa la sustitución de especies susceptibles por especies naturalmente resistentes. Concepto de resistencia Hay dos conceptos de resistencia, que no siempre están asociados en las infecciones micóticas; distinto es el caso de las bacterias, en las que lo que sucede in vitro se asocia generalmente con lo que sucede in vivo y por eso es tan importante conocer el antibiograma, del cual depende la decisión de los esquemas terapéuticos. En el caso de los hongos no siempre es así. 1- El concepto microbiológico de resistencia establece que una cepa es resistente cuando su CIM es más elevada que la habitual para esa especie. Hay tres tipos de resistencia microbiológica: • resistencia intrínseca: ningún miembro de la especie es sensible a la
droga. Ej.: Candida krusei y el fluconazol. • resistencia primaria: una cepa perteneciente a una especie normalmente sensible al antifúngico presenta resistencia natural a éste sin haber estado en contacto con el compuesto, por mutaciones que ocurren al azar. Ej.: C. albicans y 5-fluorcitosina. • resistencia secundaria: la más interesante desde el punto de vista
clínico, ocurre en una cepa previamente sensible que adquiere resistencia al compuesto después de que el hongo ha estado en contacto con él. Ej: C. albicans y 5-fluorocitosina y fluconazol.
2- El concepto clínico; un hongo es resistente a un antifúngico cuando sigue produciendo la enfermedad en el paciente, a pesar de que la concentración del agente antimicótico sea máxima en el lugar de la infección (Kedrridge y cols, 1986). Lo anterior puede ocurrir porque en muchos casos de infecciones micóticas el paciente tiene un compromiso grave de la respuesta inmune; si es así, por más que se le administren fármacos, su sistema inmunitario no va a ser capaz de eliminar el agente patógeno. La resistencia clínica depende de lo siguiente: • la respuesta inmune del huésped.
• la penetración de las drogas. • la presencia de un foco de infección persistente o protegido, lo que ocurre con los catéteres y con los abscesos. • A diferencia de lo que ocurre con las bacterias, en las infecciones fúngicas, la correlación in vitro e in vivo no siempre se da. Esta correlación se ha demostrado en pacientes con SIDA y candidiasis orofaríngea con tratamientos prolongados con azoles, en los que se empiezan a ver cepas con CIM más elevado y además, aparece fracaso terapéutico. Pruebas de sensibilidad Hay dos estándares internacionales: uno del National Committee for Clinical Laboratory Standards (NCCLS), de los Estados Unidos, y el estándar europeo (EUCAST), que se basa en el anterior. Manuel Cuenca-Estrella, que utiliza el estándar del European Committee on Antibiotic Susceptibility Testing (EUCAST), de Madrid, señala que se debe solicitar antifungigrama en las siguientes situaciones: • en caso de fracaso terapéutico. • cuando hay enfermos que han recibido profilaxis previa, porque de todas maneras se pueden seleccionar poblaciones más resistentes. • en caso de aislar una especie poco frecuente, con sensibilidad in vitro desconocida; por ejemplo, cuando aparece una Candida poco común, que no se puede identificar con facilidad en el laboratorio [13]. Es importante diagnosticar las levaduras en cuanto a especie, porque algunas presentan distinta sensibilidad a ciertos fármacos. Por ejemplo, la Candida parapsilosis puede presentar resistencia intermedia a algunas equinocandinas. Aun no se conoce el mecanismo exacto, pero, debido probablemente a un componente de su pared celular, no es tan sensible a estas drogas como el resto de las especies de Candida. Es importante conocer los datos de la literatura; no siempre se va a poder medir la resistencia y cada especie fúngica tiene características particulares que la afectan. CONCLUSIONES -Debido a la gravedad de las infecciones fúngicas la resistencia a los antimicóticos es un serio problema de salud sobre todo en pacientes con compromiso de su sistema inmune. - Es necesario adoptar nuevas estrategias para combatir la resistencia de C. albicans , como son el desarrollo de moléculas más potentes sin llegar a ser tóxicas, la investigación de nuevos antifúngicos con nuevas dianas y mecanismos de acción, así como combinaciones con inhibidores de los transportadores activos de membrana. -Es importante analizar y mejorar las medidas profilácticas que se dan a los pacientes porque son las principales causas del desarrollo de resistencia a los antimicóticos. -También es necesario que las pruebas de sensibilidad se realicen de manera rutinaria. BIBLIOGRAFIA [1] T C White , K A Marr, R A Bowden. Clinical, cellular, and molecular factors that contribute to antifungal drug resistance. Clin Microbiol Rev. 1998 Apr; 11(2):382-402. doi: 10.1128/CMR.11.2.382. [2] Karina López-Ávila, Karla R. Dzul-Rosado, César Lugo-Caballero, Juan J. Arias-León, Jorge E. Zavala-Castro. Mecanismos de resistencia antifúngica de los azoles en Candida albicans. Una revisión. Rev. biomédica vol.27 no.3 Mérida sep./dic. 2016 [3] Carrillo-Muñoz A.J., Quindós G., Ruesga M., del Valle O., Pemán J., Cantón E., et al: In vitro antifungal susceptibility testing of filamentous fungi with Sensititre Yeast One. Mycoses 2006; 49: pp. 293-299. [4] Thompson G.R., Patel P.K., Kirkpatrick W.R., Westbrook S.D., Berg D., Erlandsen J., et al: Oropharyngeal candidiasis in the era of antiretroviral therapy. Oral Surg Oral Med Oral Pathol Oral Radiol Endod 2010; 109: pp. 488-495. [5] Meurman JH, Pärnänen P, Seneviratne CJ, et al. 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[11] Powderly W.G., Kobayashi G.S., Herzig G.P. Amphotericin B-resistant yeasts infection in severely immunocompromised patients. Am. J. Med. 1988;84:826-832. [12] Nakamura T., Takahashi H. Epidemiological study of Candida infections in blood: susceptibilities of Candida spp. to antifungal agents, and clinical features associated with the candidemia. J. Infect. Chemother. 2006;12:132-138. [13] Ignacio Gadea, Manuel Cuenca-Estrella. Recomendaciones para el diagnóstico micológico y estudios de sensibilidad a los antifúngicos. Enferm Infecc Micobiol Clin. 2004; 22:32-9.
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